Thursday, February 10, 2011

pasé junto a mi dicha sin concerla

Es verdad: he nacido y sobevivido con miedo de vivir. He visto pasar la vida como corriente veraniega. Espectador nervioso, sin coraje para lanzarme a las ondas en lucha, conforme con contemplarlas e imaginar sus fuerzas, peligors y encantos, desde la la orilla. Pandora o el movimiento, la acometividad incesante. Yo, la inercia

La experiencia es la madre del arte. ¿Cuáles han sido mis experiencias? Ensoñaciones, anhelos, al paso de la realidad. En vez de cortar la flor o comer la fruta, me contento con la transeúncia de su perfume. Sí, he corrido, a sabiendas de no alcanazar. He golpeado, convicto de hacerlo en el vacío. He sido un hombre de acción en los campos de la fantasía; mas en las coyunturas de la realidad, la he dejado hacer y pasar. La vida me ha ofrecido sus dones y he sentido vergüenza de tender la mano para cogerols graciosamente, sin asalto ni lucha. “pasé junto a mi dicha sin concerla”. Más bien, haciendo el desentendido, la dejé marchar o me di a la fuga. Mi arte es fruto de pura imaginación. Verdad: ninguna gran pasión me ha hecho experimentar sus lumbres, retorcerme, oscilar entre angustias desesperadas e insoportables delicias, agonizar. Sin embargo no tendría razón si afirmara que mi obra es endeble, invertebrada.

Esquivar la realidad, adivinándola, sustituyéndola: esto es el arte, crear una realidad a nuestra imagen, semejanza y gusto। El ideal es la realidad anticipada। Intuida।

(Agustín Yáñez)