Thursday, May 10, 2007

Un mandado para mi madre

Yo creo que tenia 6 años cuando me madre decidio que estaba lo suficiente grande para hacer los mandados. Recuerdo ese dia bien claro porque oyí su voz fuerte y clara como nunca antes:
"Nacho, ven, quiero que me hagas un mandado" Yo todo emocionado, sentia el peso de la responsabilidad de que esta prueba dependia mi libertad.
Ella sube el tono de su voz y dice "Nacho, PON MUCHA ATENCION! Quiero que me traigas este veinte de sal" y me pone el veinte en la mano izquierda "Y este otro veinte es para manteca" y me lo pone en la mano derecha. Me repite las instruciones y luego me pide que yo se las repita. Y facil que se las repito y me arranco repitiendo este para la sal y este para la manteca, rumbo a la tienda. Se me hizo facil juntar las dos monedas entre las manos y empezar a jugar al volado. Dos aguilas y correre hasta la tienda, dos sellos y caminare, aguila y sello lo hago de otra vez.
Fueron dos aguilas y empeze a correr cuando al dar la vuelta a la esquina me paralize y me llene de terror. Mire los veintes y eran iguales, no habia manejado dinero antes y no sabia, solo recordaba que mi madre con toda austeridad me dijo "Este es para la sal y este para la manteca"

Me regrese a la casa donde mi madre me recibe "¡Nacho que rapido fuieste!" "¿Donde esta el mandado?" lleno de temidez le dije: "Es que se me revolvieron los veintes y no se cual es para la sal y cual es para la manteca" Y suelta la risa diciendome"Nacho, ¡como se te ocurre!"
Yo todo asustado de que la habia regado le empeze a explicar "Es que hiba jugando al volado"
Y me dice harta de risa "Anda ve a la tienda y dile que quieres un veinte de cada cosa, los veintes son iguales."
Desde esa vez, empeze a salir a la calle a rentar cuentos para leer, encontré un mundo nuevo.

¿Como se le agradece a un madre todo lo que hizo por uno?
Bueno le llamaré y haber que me sale del alma.

5 comments:

FENIX said...

Simpàtica anècdota, lo mas bello que podemos decirle a nuestros seres queridos, es lo que sale espontaneamente de nuestro corazòn, sè que las palabras que le dirijas a tu madrecita, le llegaran al corazòn.

un saludo amigo.

Águila libre said...

Hola: eras harto chiquitito para ir a comprar solo, pero bueno, a veces no hay más remedio. Que ternura cuando no sabías cual moneda era para cual cosa, jaja, si eran iguales, esa es la ingenuidad de la niñez. Y que amorosa tu mamá cuando te lo explico. Ojalá la llames y esten todos muy bien.

Muchos cariños,

María Paz

clauarroyo said...

Gracias por visitarme, estaremos en contacto.
Linda historia, lo que me impactó es el recuerdo que tienes de ese momento para tí tan trascendental ir a comprar solo y sin embargo para uno como mamá es pan de cada día.
Saludos Ignacio,

Wendy said...

¡uy a mí nunca me mandaban a comprar porque siempre me gastaba el vuelto!
la verdad era que estabas chiquito, mi hija mayor todavía no sabe manejar dinero y tiene siete.
Muchos saludos y buen finde!

Luunn@ said...

Iggy devolviendo tu visita, y sobre tu post la verdad que no tenemos palabras para agradecer, solo si tenemos la suerte de todavia tenerla, mimarla lo mas posible
Un abrazo grande desdel el ultimo lugar del mundo, luego de la cordillera
Luunna